martes, 6 de noviembre de 2007

MODERNIDAD E IDENTIDAD

MODERNIDAD E IDENTIDAD

Análisis y descripción de la relación entre La Modernidad y La Identidad Latinoamericana
La modernidad ha sido un tema desarrollado en toda su magnitud por muchos autores quienes se han preocupados de estudiar e investigar cómo esta se ha desarrollado en Latinoamérica desde el tiempo de la llegada de los colonizadores ya fuesen estos españoles o portugueses, por otro lado se ha discutido sobre la verdadera, la heterogénea o pérdida de la identidad de los pueblos de la periferia que luchan por un desarrollo social el cual siempre ha estado en crisis y que desgraciadamente afecta primeramente a lo grupos más débiles, es decir, a aquellos que no tienen “poder”.
El concepto de modernidad ha sido variado en el tiempo y dependiendo de los puntos de vista de los estudiosos y así como para Sarmientos significaba “urbanidad” y educación cívica; para Ganyatrid Spivak es como el ejercicio de un violencia epistémica, es decir, que exista un vínculo entre el conocimiento y la disciplina. También se ha dicho que la modernidad es como “una serie de prácticas orientadas hacia el control racional de la vida humana, entre las cuales figura la institucionalización de las ciencias sociales, la organización capitalista de la economía, la expansión colonial de Europa y, por encima de todo, la configuración jurídica territorial de los estados nacionales.”[1]
Se ha hablado y se habla de la modernidad, la cual se da aquí en Latinoamérica desde el siglo XX y se consideraba como opuesta a la identidad, porque creían que el tema racial, indígena y negro se contraponía.
Este problema discriminatorio que afectaba y afecta a los grupos distintos como eran los indígenas y negros en el pasado lejano, continúa siéndolo en la época siguiente cuando no se consideraban ciudadanos legales a un gran número de habitantes, grupos tales como analfabetos, mujeres, homosexuales, pobres, etc., por lo tanto, un porcentaje altísimo de seres humanos sin opción a ser respetada su identidad y, por otro lado, lejos de vivir en modernidad plena, ya que los estados se quedaron sólo en lo político, cultural y de manera restringida, pero no en lo económico. Posteriormente, en América latina ha habido etapas por las cuales ha pasado la modernidad o proyecto de modernidad como se le llama, la cual ha sufrido fracasos como lo fue durante las dictaduras que existieron en varios países, como Chile, por ejemplo, donde se violaron los derechos humanos en su totalidad y no haciendo nada por el respeto de las ideas y pensamiento de los ciudadanos e incluso en educación se restringió la responsabilidad social del Estado dejando sólo la Educación Básica como un derecho para todos, pero no así la Educación Media y Superior, puesto que tenían derechos aquellos que poseían los medios para pagarla.
La modernidad e identidad han sido una realidad erróneamente concebida por los pueblos, específicamente por los que se saben con poder y autoritarismo no permitiendo el desarrollo social y cultural en igualdad y tampoco se ha logrado la aceptación de la verdadera heterogeneidad de la identidad latinoamericana, la que como ya se ha dicho es vista en oposición a la modernidad, aunque éstas continúan estrechamente ligadas construyéndose.
En cuanto a la identidad heterogénea de Latinoamérica, el autor Néstor García Canclini, señala: “La latinidad siempre fue una construcción híbrida, en la que confluyeron las contribuciones de los países mediterráneos de Europa, lo indígena americano y las migraciones africanas. Actualmente esas fusiones constitutivas de lo latinoamericano se amplían en interacción con lo anglo por la voluminosa presencia de migrantes y productos culturales latinos en Estados Unidos. Más allá, lo latino interactúa y se remodela también en diálogo con culturas de Europa y aun de Asia.”[2] Para este autor la hibridación es un proceso en el cual estructuras o practicas discretas que se daban en forma separada se combinan para dar nuevas estructuras, objetos y practicas; este proceso de hibridación cambia la noción de identidad ya que no está un conjunto de características determinadas o puras, sino que estamos frente a distintos elementos interculturales que hacen una identidad y a la vez todo esto da paso a la heterogeneidad en la identidad Latinoamericana.
En cuanto a esta identidad que vive un proceso constante, está en estrecha relación con la aspiración a la modernidad por naturaleza, ya que el hombre tiende, por lo mismo, a alcanzar su desarrollo en todos los ámbitos de su existencia: cultural, político, económico, social, etc.
Por lo tanto, mientras los Estados no toman conciencia junto con el pueblo, de esta realidad mezcla de muchos factores que se unen para formar una identidad híbrida, heterogénea, el proyecto de modernidad llega a su fin. Es sabido que la identidad no es un problema cultural, es un conflicto entre el Estado y la sociedad, puesto que éste debiera hacerse responsable de los individuos en todos aquellos aspectos que contribuyen al desarrollo personal y social, pero respetando su participación en la toma de decisiones de tal manera que todos los ciudadanos estén en igualdad de condiciones, es decir educación, salud, política, economía, organización civil, etc., factores que estarían conduciendo hacia una modernidad más plena y no a medias como se ha dado hasta ahora, incluso un poco disfrazada, porque los Estados son irresponsables y niegan así el fin a la pobreza y al reconocimiento social y cultural. Se dice que cuando el Estado es incapaz de satisfacer las necesidades y demandad de los ciudadanos, junto con desconocer la identidad de éstos, los privados asumen estas tareas lo que muchas veces motiva a la desigualdad en todos sus aspectos, permitiendo un desarrollo elitista, es decir, hay un bajo porcentaje de ciudadanos que se ve inserto en la modernidad; en Latinoamérica hay alrededor de un 60% de pobres lo que significa que la discriminación o abandono en que el Estado tiene a sus ciudadanos es bastante grande, lo que manifiesta, como dice Canclini una incapacidad del Estado para satisfacer las necesidades y demandas de los ciudadanos debido al neoliberalismo en las políticas económicas, también señala una transformación de la política, ya que ha perdido su orientación tradicional convirtiéndose en un espectáculo y en bien de consumo y ha habido una crisis en la democracia tensionada por el mercado, es decir, ha hecho partícipe al ciudadano en el consumo.


La modernidad como ya se ha dicho, está ligada a la identidad y juntos se construyen, sea ésta una identidad homogénea o heterogénea como en el caso de Latinoamérica, y ésta relación entre ellas, más específicamente, la modernidad es como afirma Jorge Larraín, “es inherentemente globalizante en cuanto sus procesos sociales típicos operan más y más a escala internacional, integrando y conectando comunidades locales y organizaciones en nuevas combinaciones de espacio y tiempo”. Es decir, promueve la hibridación de la identidad por una parte y las relaciones sociales universales por otra.
La globalización y la modernidad se desarrollan a la par a la manera latinoamericana y no como algunos esperan que sea a la semejanza de los países hegemónicos aunque éstos están influyendo de manera directa a través de la massmedia y su vez es para la periferia un modelo a seguir, en otras palabras, Latinoamérica desea convertirse en una región hegemónica, por ejemplo, Chile ha logrado escasos objetivos positivos en Educación que han mostrado un avance en la mira futurista de las nuevas generaciones en su formación profesional y cultural que les permita optar a un sistema de vida más desarrollado y modernizado; por otro lado, sería ideal que fomentaran el despliegue hacia una sociedad más igualitaria y justa.
La globalización se dice que se impone cuando los Estados son incapaces de satisfacer las necesidades de sus ciudadanos, por lo que para muchos es una manera moderna para dominar algunos términos o conceptos tan conocidos como saqueo, esclavitud dominio, hegemonía; ven que suscita una mayor desigualdad dentro de cada país, amenaza el empleo y las condiciones de vida y obstaculiza el progreso social, en realidad los que tienen ganancias son los eurocentristas y las pérdidas, de los de la periferia o los de abajo, como por ejemplo, el endeudamiento de los países latinoamericanos con el Fondo Monetario Internacional. Otros la consideran como un proceso beneficioso, una clave para el desarrollo económico futuro del mundo, a la vez que inevitable e irreversible. Es verdad, la globalización está presente y nos ofrece modernización tecnológica, es decir, el mercado y el capitalismo es uno de los objetivos prioritarios de sus ofertas, además hay un ir y venir cultural, ya sea hegemónico o subalterno, lo central y lo popular.
De lo anteriormente expuesto, podemos afirmar que la modernidad ha dependido de una variada gama de factores desde la colonización hasta nuestro tiempo y también lo que la ha hecho diferente a la modernidad hegemónica, es decir, a la europea y a la de EE.UU. Según Jorge Larraín, “América Latina tiene una manera específica de estar en la modernidad no es exactamente igual que la europea; es una mezcla, es híbrida es fruto de un proceso de mediación que tiene su propia trayectoria; no es ni puramente endógena ni puramente impuesta”[3].
Según el mismo autor, los rasgos que la diferencian serían éstos:
- El clientelismo o personalismo político. Esto significa que en nuestra región los concursos públicos están muy poco desarrollados; obtener un cargo va a depender de “los amigos y partidarios”, en otras palabras es cosa de mirar los altos cargos políticos en el gobierno de Chile, aquí no cuenta el profesionalismo y las habilidades de las personas, sino “el compadrazgo”.
- Tradicionalismo ideológico. Se refiere a que los grupos dirigentes aceptaban cambios en la esfera económica, pero no así en los cambios más bien calóricos, desde su punto de vista, a las leyes de divorcio, rechazan algunas diferencias individuales, el homosexualismo, por ejemplo.
- El autoritarismo. Que prevalece en la acción política, en la administración de las organizaciones públicas y privadas en nuestra cultura en general y, por su puesto se origina en la colonia. Todo el que está a cargo de un puesto que tenga relación con poder se da ínfulas de autoridad frente al resto, aunque, sea su cliente.
- El racismo encubierto. Se ha tenido siempre la visión negativa de los indígenas y negros, e incluso algunos gobiernos intentaron “mejorar la raza”, como si ésta no fuera buena, permitiendo el ingreso de europeos a países, en Brasil, por ejemplo. Esto mismo ha fomentado la pobreza, ya que se les ha negado la igualdad de oportunidades.
- Falta de autonomía y desarrollo de la sociedad civil. Hay una deficiencia en el desarrollo de la sociedad civil lo que permite a la política ejercer una influencia sin límites sobre empresarios, intelectuales, universidades, sindicatos, etc.
- La marginalidad y la economía informal. En América Latina ha habido un crecimiento económico, pero no ha sido ni siquiera suficiente, puesto que gran parte de la población no está considerada y para sobre vivir tienen como actividad de trabajo el comercio callejero, es decir, ilegal lo que ayuda al crecimiento de la pobreza.
- La revalorización de la democracia política y los derechos humanos. Es indudable que en las últimas décadas se ha luchado por lograr la democracia la que conduce de manera más confiable hacia una modernidad más justa y estable, ya que da la oportunidad en algunos aspectos, al desarrollo de los grupos sociales.
En conclusión, la identidad de Latinoamérica es heterogénea como resultado de un proceso de hibridación, como lo llama Néstor canclini, es decir, una reunión de las culturas étnicas y las culturas exógenas desde la colonización hasta la globalización la que introduce nuevas ideas y prácticas; en cuanto a la modernidad, existe estrechamente ligada con esta identidad, como ésta sea, o como esperan que sea. La modernidad no está enteramente desarrollada, lo estará cuando exista una igualdad de condiciones sociales, políticas, económicas, culturales en general.
Wilson Albornoz R.
Junio de 2007